Ya lo hemos perdido, perdimos la inociencia, la infancia, la
niñez.
Ya no somos crios, ahora tenemos preocupaciones, problemas.
Nuestras tonterias les parecian graciosas a nuestros padres,
ahora les parecen estupideces. Eramos ingenuos, no entendiamos nada, nos lo
creiamos todo, nos dedicabamos a jugar, a reir, a ser felices.
Por desgracia tenemos que madurar y esa época se nos ha
acabado, aunque nos cueste decirle… Adiós.